Transformación productiva y equidad
En medio de la crisis de finales de la década de los años 80, la Cepal propuso un nuevo concepto: la transformación productiva con equidad.
Se trató de una visión renovada para afrontar los problemas del desarrollo, incorporando nuevos elementos que se presentaban en el escenario de la globalización, por entonces en su etapa inicial.
Se anticipaban tiempos difíciles y exigencias diferentes para permitir que, gracias al crecimiento de la producción de bienes y de servicios, resultara posible aumentar el nivel y la calidad de vida de la
población.
La elaboración teórica a cargo de los especialistas de la Cepal significó una puesta al día de los conceptos tradicionales de la sustitución de importaciones, que habían caracterizado al pensamiento de este organismo de las Naciones Unidas desde el inicio de los años 50.
Significó además incorporar, en el tratamiento del tema del desarrollo, al concepto de la equidad, como un valor inherente, y directamente vinculado con el buen manejo de las políticas públicas. Se subrayó, en tal contexto, el impacto positivo que debería proporcionar el crecimiento de la actividad económica en el ámbito social.
Modelos alternativos
El planteamiento de la transformación productiva con equidad, tal como se ha recordado recientemente, coincidió cronológicamente con la condicionalidad cruzada y con los elementos incorporados en el denominado Consenso de Washington.
Lamentablemente, se frustró lo que pudo haber sido una interesante confrontación de opciones para abordar los problemas del desarrollo, debido a las circunstancias internacionales.
En efecto, el planteamiento de la Cepal fue desplazado y subordinado a los dictados impartidos desde los grandes centros financieros internacionales y los núcleos académicos, particularmente de los Estados Unidos. Desde tales sectores, se consideró al Consenso de Washington como el instrumento más adecuado para lograr el desarrollo económico.
Es importante recordar que la transformación productiva con equidad no aislaba a los países en desarrollo y, en particular, a los de América Latina, de las tendencias internacionales. No representaba, por ende, una visión autárquica en la cual no tenía importancia lo que podría ocurrir en el escenario global.
Por el contrario, la tesis renovada de la Cepal fue, en su momento, una manera imaginativa de adaptarse a las nuevas tendencias internacionales y preparar a las economías de los países de la región latinoamericana para asumir los desafíos que podrían derivarse de los nuevos retos de la globalización.
En tal contexto, se consideraba una visión actualizada para el proceso de industrialización, incorporando elementos de competencia y de mercado. Es decir, con una postura diferente de la mercantilista que inspiró al modelo sustitutivo de importaciones.
Además factores novedosos para entonces, como la productividad, la competitividad o el desarrollo de tecnologías adecuadas para otorgar mayor valor agregado a los recursos naturales, gracias a la innovación orientada a la expansión y diversificación del comercio, tomaron posiciones importantes en el diseño de un nuevo modelo económico.
Políticas públicas
La equidad, por otro lado, no se concebió, en esa propuesta, como el resultado de una posición paternalista a cargo del Estado, que debía, gracias a un desmesurado y no siempre financiado gasto público, atenuar desequilibrios sociales o mejorar las condiciones de vida de determinados segmentos de la sociedad.
El valor de la equidad se vinculó, hacia fines de la década de los años 80, con la visión renovada de la Cepal con adecuadas políticas públicas, gracias a un gasto más eficiente, priorizado y ordenado, para contribuir con la reducción efectiva de la pobreza en los segmentos de menores ingresos y, además, con una concepción integral en lo relativo a la mejora del ingreso, como consecuencia del aumento de la producción, del mayor valor agregado y de una distribución espacial más equilibrada de los centros económicos.
AUTOR : IGNACIO BASOMBRIO
FUENTE : DIARIO GESTION
Se trató de una visión renovada para afrontar los problemas del desarrollo, incorporando nuevos elementos que se presentaban en el escenario de la globalización, por entonces en su etapa inicial.
Se anticipaban tiempos difíciles y exigencias diferentes para permitir que, gracias al crecimiento de la producción de bienes y de servicios, resultara posible aumentar el nivel y la calidad de vida de la
población.
La elaboración teórica a cargo de los especialistas de la Cepal significó una puesta al día de los conceptos tradicionales de la sustitución de importaciones, que habían caracterizado al pensamiento de este organismo de las Naciones Unidas desde el inicio de los años 50.
Significó además incorporar, en el tratamiento del tema del desarrollo, al concepto de la equidad, como un valor inherente, y directamente vinculado con el buen manejo de las políticas públicas. Se subrayó, en tal contexto, el impacto positivo que debería proporcionar el crecimiento de la actividad económica en el ámbito social.
Modelos alternativos
El planteamiento de la transformación productiva con equidad, tal como se ha recordado recientemente, coincidió cronológicamente con la condicionalidad cruzada y con los elementos incorporados en el denominado Consenso de Washington.
Lamentablemente, se frustró lo que pudo haber sido una interesante confrontación de opciones para abordar los problemas del desarrollo, debido a las circunstancias internacionales.
En efecto, el planteamiento de la Cepal fue desplazado y subordinado a los dictados impartidos desde los grandes centros financieros internacionales y los núcleos académicos, particularmente de los Estados Unidos. Desde tales sectores, se consideró al Consenso de Washington como el instrumento más adecuado para lograr el desarrollo económico.
Es importante recordar que la transformación productiva con equidad no aislaba a los países en desarrollo y, en particular, a los de América Latina, de las tendencias internacionales. No representaba, por ende, una visión autárquica en la cual no tenía importancia lo que podría ocurrir en el escenario global.
Por el contrario, la tesis renovada de la Cepal fue, en su momento, una manera imaginativa de adaptarse a las nuevas tendencias internacionales y preparar a las economías de los países de la región latinoamericana para asumir los desafíos que podrían derivarse de los nuevos retos de la globalización.
En tal contexto, se consideraba una visión actualizada para el proceso de industrialización, incorporando elementos de competencia y de mercado. Es decir, con una postura diferente de la mercantilista que inspiró al modelo sustitutivo de importaciones.
Además factores novedosos para entonces, como la productividad, la competitividad o el desarrollo de tecnologías adecuadas para otorgar mayor valor agregado a los recursos naturales, gracias a la innovación orientada a la expansión y diversificación del comercio, tomaron posiciones importantes en el diseño de un nuevo modelo económico.
Políticas públicas
La equidad, por otro lado, no se concebió, en esa propuesta, como el resultado de una posición paternalista a cargo del Estado, que debía, gracias a un desmesurado y no siempre financiado gasto público, atenuar desequilibrios sociales o mejorar las condiciones de vida de determinados segmentos de la sociedad.
El valor de la equidad se vinculó, hacia fines de la década de los años 80, con la visión renovada de la Cepal con adecuadas políticas públicas, gracias a un gasto más eficiente, priorizado y ordenado, para contribuir con la reducción efectiva de la pobreza en los segmentos de menores ingresos y, además, con una concepción integral en lo relativo a la mejora del ingreso, como consecuencia del aumento de la producción, del mayor valor agregado y de una distribución espacial más equilibrada de los centros económicos.
AUTOR : IGNACIO BASOMBRIO
FUENTE : DIARIO GESTION
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