A pesar de signos alentadores, el crédito continúa contrayéndose en EE.UU.
El crédito al consumidor en Estados Unidos se redujo 1,7% en octubre, su novena caída mensual consecutiva, algo que constituye la señal más reciente del dramático declive de la financiación disponible para ayudar a impulsar la economía de ese país.
El descenso de US$3.500 millones, calculado por la Reserva Federal (Fed), sitúa en 4% el declive de los préstamos al consumidor respeto a su nivel máximo en julio de 2008. Anteriormente, el crédito al consumo en EE.UU., que incluye la deuda de tarjetas de crédito y los préstamos para comprar auto pero excluye las hipotecas, se había expandido por más de medio siglo.
El consumo supone unos dos tercios del crecimiento económico de EE.UU. La restricción del préstamo a los consumidores podría perjudicar las posibilidades de una recuperación económica sólida.
El presidente de la Fed, Ben Bernanke, enfatizó el lunes que es poco probable que la economía experimente una recuperación "vigorosa". A pesar de que las cifras de desempleo en noviembre fueron mejores de lo esperado, dijo, el panorama del empleo sigue incierto.
No son sólo los consumidores los que están teniendo dificultades para obtener crédito sino también las empresas.
"Pese a la mejora general en las condiciones financieras, el crédito sigue restringido para muchos", dijo Bernanke el lunes, "sobre todo los prestatarios que dependen de los bancos, como los hogares y los pequeños negocios".
En el proceso de adaptarse a las realidades posteriores a la crisis, los mercados de préstamo de EE.UU. han cambiado de manera significativa. Sobre todo, los mercados en los que el gobierno es un gran prestatario o actúa como garante se están disparando, mientras algunos mercados de crédito corporativo o de financiación al consumidor se han evaporado.
Un análisis de The Wall Street Journal de datos de la Reserva Federal y de firmas de investigación privada muestran que estos mercados de crédito han reducido su tamaño en 7%, o US$1.5 billones (millones de millón) en los dos años acabados a principios de noviembre.
Los mercados financieros que sostienen las tarjetas de crédito, préstamos para comprar auto e hipotecas no respaldadas por el gobierno son entre un 10% y un 40% más pequeños de lo que eran en la segunda mitad de 2007. Por otro lado, la deuda del Tesoro circulante ha aumentado alrededor de 40% a medida que el gobierno trata de financiar su déficit y que los inversionistas buscan refugio en la deuda respaldada por el gobierno. El mercado de títulos respaldados por hipotecas que están garantizadas por el gobierno ha aumentado en 21%.
Los mercados de crédito se han saneado considerablemente, tras casi colapsar hace más de un año en la cúspide de la crisis financiera global. En el proceso, los precios de casi todo tipo de bonos se han recuperado respecto a sus mínimos históricos. Pero la escalada de precios no significa que los prestatarios tengan más dinero a su disposición. "La mayor parte del dinero que llega a los mercados no está fluyendo a la economía aún", dice Thomas Priore de ICP Capital, un pequeño banco de inversión en Nueva York.
Este mismo año, Visa reportó que por primera vez la gente estaba usando más sus tarjetas de débito que sus tarjetas de crédito. Los consumidores gastan menos y las empresas están más reacias a contratar e invertir.
Mohamed El-Erian, presidente ejecutivo del gigante de inversión en deuda Pacific Investment Management Co., prevé que la economía crecerá sólo entre 1,5% y 2% al año, un ritmo lento comparado con el 3% que normalmente define una expansión saludable en EE.UU. "La idea de que vamos a regresar a donde estábamos es falsa", dice El-Erian. "El camino hacia un nuevo comienzo está lleno de baches y efectos significativos a largo plazo".
AUTOR : Liz Rappaport y Serena Ng
FUENTE : WALL STREET JOURNAL
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