Estados Unidos ve con sorpresa cómo se reduce su influencia en América latina
Estados Unidos, que solía considerar a América Latina su patio trasero, tiene cada vez más dificultades para imponer su voz en una región donde países como Brasil o China compiten por lograr influencia, y donde incluso la pequeña Honduras se le atreve al "Coloso del Norte".
Aunque EE.UU. sigue siendo un jugador dominante en América Latina, su peso se ve limitado por varios factores, incluido el ascenso de Brasil como poder regional, la influencia de un grupo de países anti-EE.UU. liderados por Venezuela y la influencia creciente de China, que considera los recursos latinoamericanos como claves para su propio crecimiento económico.
El gobierno del presidente estadounidense Barack Obama, aunque es popular en gran parte de la región, se ha visto involucrada en pequeñas disputas sobre varios temas, desde Cuba hasta el uso por parte de EE.UU. de bases militares en Colombia hasta cómo resolver de mejor forma la crisis de Honduras.
Honduras se mantuvo firme sobre el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya. EE.UU. y otros gobiernos extranjeros presionaron al gobierno interino para que permitiera que Zelaya completara su mandato, que termina en enero. Pero el gobierno provisional aguantó el tiempo suficiente como para celebrar las elecciones presidenciales del domingo pasado sin reincorporar a Zelaya a su cargo.
El rechazo de Honduras a ceder dejó perplejo a EE.UU., que históricamente ejerció una fuerte influencia en todo el país, la "república bananera" original, donde durante gran parte del siglo XX las empresas fruteras estadounidenses ejercieron una influencia enorme sobre los gobiernos. En la década de 1980, Honduras sirvió de base para los Contras, los rebeldes respaldados por EE.UU. que combatían el gobierno sandinista de la vecina Nicaragua.
Analistas afirman que el gobierno de Obama y muchos países latinoamericanos subestimaron cuán convencido estaba el gobierno provisional de Honduras de la amenaza que representaba Zelaya, un aliado cercano de la Venezuela de Hugo Chávez.
"Todos subestimaron cuán extendido estaba el temor al chavismo —con o sin razón— en Honduras", afirma Michael Shifter, vicepresidente de políticas del Inter-American Dialogue, un centro de estudios en Washington.
Al resentir su dependencia histórica de EE.UU., los países latinoamericanos se quejan cuando los ignora, pero condenan lo que ven como interferencia estadounidense, todo a la vez que recurren a EE.UU. en busca de respuestas para los problemas latinoamericanos.
Contradecir a EE.UU. solía ser "impensable", afirmó Moises Starkman, quien se desempeña como consejero del gobierno interino y también asesoró a Zelaya. Pero "sentimos que todo nuestro sistema estaba en juego", dijo.
EE.UU. eventualmente cambió de postura, y dio señales de que reconocería el voto hondureño como la única forma de superar la crisis. Al hacerlo, rompió con gran parte de América Latina, incluido Brasil.
Esa ruptura es la mosca en la sopa más reciente en las relaciones con la región. Washington se enojó en especial con la visita del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, a Brasil, parte de una gira durante la que también visitó Venezuela y Bolivia, y ganó respaldo para el controvertido programa nuclear de su país. Hace poco Brasil cuestionó el uso expandido de EE.UU. de las bases militares en Colombia, mientras Venezuela llamó la maniobra un preludio a una invasión de EE.UU.
Un motivo por el cual EE.UU. tiene más problemas para llevar adelante su agenda es que América Latina está profundamente dividida entre países alineados con EE.UU. como México, Colombia y Perú, y un bloque de países populistas que incluye a Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Además, algunas veces Chávez encuentra aliados en Argentina y Brasil.
El surgimiento de Brasil como mayor poder del hemisferio se está convirtiendo en un desafío y —en términos de política exterior— una desilusión para el presidente Obama, quien, como su antecesor George W. Bush, desarrolló una relación cercana con su carismático presidente Luiz Inácio Lula da Silva. "El mundo esperaba que se convirtiera en un poder global responsable, pero en cambio Brasil se está comportando como un inmaduro país en vías de desarrollo con una actitud desafiante", señala Moisés Naim, editor de la revista Foreign Affairs.
Los problemas económicos también han disminuido la influencia de EE.UU. China financia la petrolera estatal brasileña, con US$10.000 millones. "No tenemos US$10.000 que entregar. Tenemos déficits, y China tiene superávits", señala Riordan Roett, un experto en América Latina de la Universidad John Hopkins.
La crisis hondureña dejó en evidencia la doble moral, cuando Chávez se quejó de que EE.UU. no hacía lo suficiente para presionar a Honduras para que reinstituyera a Zelaya en su cargo.
El ex canciller mexicano Jorge Castañeda afirma que la crisis es una lección para Obama sobre los límites de la cooperación. "No se puede seguir a los latinoamericanos considerando cuán polarizada está la región", afirma Castañeda. "Hay que tomar una postura, y esperar que los demás la sigan".
AUTOR : José de Córdoba y David Luhnow
Nicholas Casey contribuyó a este artículo.
FUENTE : WALL STREET JOURNAL
Comentarios