En fin de año, los inversionistas se resisten al riesgo
Los mercados financieros empiezan a exhibir signos de cautela a medida que crece el temor entre los inversionistas sobre un fin de año difícil en la bolsa.
La semana pasada hubo una drástica caída en el volumen de transacciones bursátiles en Estados Unidos y un auge de la demanda de deuda del gobierno de corto plazo. Estos son indicios de que los inversionistas y las instituciones financieras se están volviendo más cautelosas y se están retrayendo de apuestas más arriesgadas.
Esa actitud defensiva es relativamente común cuando se acerca el fin de año. Pero este año está presentándose más temprano que de costumbre. Una confluencia poco común de sucesos está propulsando el cambio. El mayor catalizador es la reticencia de los inversionistas a realizar nuevas apuestas arriesgadas y evitar así pérdidas significativas en sus portafolios a fin de año. Muchos han obtenido grandes ganancias tras un alza del 58% en el Promedio Industrial Dow Jones desde principios de marzo, y retornos récord de algunos bonos corporativos.
"La gente que ha obtenido ganancias significativas… está buscando reducir su nivel de riesgo", dice Brian Fagen, co-presidente de ventas de mercado líquidas para las Américas de Barclays Capital.
Los bancos que quieren mejorar sus posiciones de capital han estado añadiendo a sus portafolios bonos del Tesoro estadounidense, impulsando la demanda por ese tipo de deuda. Al mismo tiempo, los inversionistas temen que el hecho de que las firmas de corretaje de Wall Street hayan atrasado el fin de su año fiscal al 31 de diciembre en lugar del 30 de noviembre podría hacerlas menos dispuestas a tomar riesgo en las últimas semanas del año.
"Podrían pasar cosas curiosas este fin de año", advierte Fagan. En caso de que haya alguna eventualidad que impulse el mercado al alza o la baja, "podría exacerbar los cambios".
Más allá del calendario, también hay razones fundamentales para la prudencia. Tras el repunte en los mercados bursátiles y de bonos este año, hay una incertidumbre considerable sobre el panorama para 2010.
En el mercado de bonos, los inversionistas no saben exactamente cómo la Reserva Federal hará para reducir su apoyo al mercado de valores respaldados por hipotecas y cuál será el cronograma y alcance de un aumento en las tasas de interés.
Los inversionistas bursátiles todavía esperan un repunte en el crecimiento de las ganancias corporativas, algo que se considera necesario para mantener ganancias mejores de lo que de momento se ha conseguido recortando costos. Muchos inversionistas temen los efectos de un alza continua del desempleo y las expectativas de que los precios de la vivienda podrían sufrir nuevos declives van en aumento.
La señal más concreta de estas tendencias de fin de año se ve en el mercado de bonos gubernamentales. Los inversionistas han estado comprando muchos bonos del Tesoro de corto plazo, sobre todo los que se vencen en enero de 2010. Las compras han sido tan intensas que el jueves y viernes el rendimiento de parte de esa deuda se situó en territorio negativo, es decir, los compradores estaban pagando al gobierno para mantener su efectivo a salvo hasta principios de año. Las tasas de los bonos cayó a entre -0,02% y -0,03% a fines de la semana pasada.
Normalmente, los inversionistas empiezan a contabilizar sus ganancias y a colocarlas en activos seguros hacia mediados de diciembre.
"Algunos actores importantes están haciéndolo más temprano para asegurarse suficiente liquidez", explica Brian Varga, presidente de negociaciones del Tesoro de EE.UU. para Standard Chartered Bank en Nueva York.
El rendimiento también se volvió negativo hace un año durante la crisis financiera. Pero a diferencia de fines de 2008, los inversionistas ahora no parecen guiados por el paroxismo o el miedo. En otras partes del mercado de crédito hay pocas señales de un renovado estrés.
Los operadores dicen que si el inusual fenómeno en el mercado de bonos del Tesoro se intensifica, podría motivar la intervención de reguladores. Por ejemplo, la Fed podría incrementar temporalmente el suministro de bonos del Tesoro al colocar su propio inventario de valores en el mercado como colateral para préstamos. Al hacer que los bonos del Tesoro sean menos escasos, los precios podrían caer y el retorno subir.
Algo que también eleva el entusiasmo de los inversionistas por la deuda estadounidense es que la Fed ha asegurado repetidamente que las tasas de interés seguirán en niveles mínimos por un largo período, mientras la economía se recupera.
En el mercado bursátil, la señal más clara de una retirada es el volumen de negociación, que la semana pasada promedió 4.200 millones de acciones por día, su menor nivel desde el feriado del 4 de julio. En 2008, en medio de la crisis, el volumen se mantuvo alto hasta fin de año.
AUTOR : Tom Lauricella y Joanna Slater
FUENTE : WALL STREET JOURNAL
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