Plan de EE.UU. para eliminar activos tóxicos pierde impulso
Inicialmente, los mercados respaldaron un plan de dos partes para ofrecer financiamiento del gobierno para animar a inversionistas a comprar préstamos incobrables y valores tóxicos de bancos. Pero esa iniciativa —llamada Programa de Inversión Público-Privada, o PPIP por sus siglas en inglés— ha perdido impulso desde que fuera anunciada en marzo. A los grandes bancos les preocupaba tener que vender a precios de remate mientras los pequeños temían ser marginados. Los compradores potenciales se mostraron reacios ante el riesgo de hacer negocios con el gobierno, preocupados por la posibilidad de que los políticos los demonizaran por conseguir grandes ganancias.
Los problemas del programa amenazan con truncar los esfuerzos de bancos más pequeños que pasan dificultades, en especial, para ordenar sus balances. Eso a su vez podría dificultar los intentos por revivir la economía del país.
Una mirada al motivo por el cual el programa ha tambaleado deja al descubierto lo difícil que ha sido resolver uno de los mayores problemas de la economía de EE.UU.: montañas de deudas incobrables que pueblan los libros de los bancos. A medida que esos préstamos y activos pierden valor, abruman a los bancos con pérdidas y limitan su capacidad de prestar.
Funcionarios e inversionistas de EE.UU. están minimizando las expectativas del plan, que al principio fue promocionado como un proyecto de US$1 billón (millón de millones). Algunos funcionarios afirman que el ambiente bancario ha mejorado desde que el programa fue presentado. Aseguran que debido a que, hace poco, alrededor de una decena de grandes bancos tuvieron éxito en levantar capital, están bajo menos presión para vender activos incobrables.
En junio, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) dejó de lado un brazo del PPIP, la compra financiada por el Estado de préstamos bancarios incobrables. Hace poco, el secretario del Departamento del Tesoro, Timothy Geithner, afirmó que la otra parte —facilitar la compra de activos tóxicos por parte de bancos, muchos respaldados por hipotecas— podría ser restringida debido a que los inversionistas son "reticentes a participar".
"Una de las metas del PPIP ha sido ayudar a crear liquidez en merados congelados", asegura Lee Sachs, consejero de Geithner. "Algunos bancos venderán activos. Incluso aquellos que no lo hagan se beneficiarán de la mayor capacidad para valorar los activos que poseen".
El programa reducido no se concentrará en préstamos incobrables sino en valores tóxicos, que son un problema para una porción relativamente pequeña de los bancos. Eso es una mala noticia para cientos de bancos pequeños que soportan la carga de cantidades cada vez mayores de préstamos en cesación de pagos. Ellos tienen menos capacidad para acudir a los mercados de capital que sus rivales más grandes, así que han estado ansiosos por recibir ayuda por parte del gobierno como una forma de apuntalar sus colchones de capital. Muchos de ellos pueden enfrentar grandes problemas si sólo uno o dos grandes préstamos se vuelven incobrables. Sesenta bancos, la mayoría de ellos instituciones comunitarias, han quebrado desde el comienzo de 2008. Los analistas se preparan para ser testigos del colapso de cientos de prestamistas en los próximos años.
Debido a que estos prestamistas suelen jugar roles clave para sostener a sus economías locales, al tomarlos en conjunto son importantes para el sistema financiero y para una recuperación económica, afirma Kenneth Segal, vicepresidente senior de Howe Barnes Hoefer & Arnett Inc., una firma de asesoría para pequeños y medianos prestamistas.
Durante la última crisis bancaria, hace casi dos décadas, el gobierno estableció la Resolution Trust Corp. para vender los préstamos incobrables y valores de bancos que habían quebrado. Muchos expertos le dan el mérito a la RTC por haber ayudado a desactivar esa crisis.
Esta vez, los esfuerzos para librar a los bancos de activos incobrables se han sucedido uno tras otro. A fines de 2007, el gobierno ayudó a ensamblar un plan para que un fondo financiado por bancos comprara valores en poder de fondos de inversión bancarios, pero el esfuerzo no prosperó. En 2008, el gobierno de George W. Bush estableció un programa de US$700.000 millones para comprar activos incobrables en poder de bancos. En parte debido a lo complejo que era valuar esos activos, EE.UU. abandonó ese plan y en cambio optó por inyectar dinero de los contribuyentes directamente a los bancos.
En las últimas semanas, los mercados han perdido vigor en medio de renovados temores sobre la economía. Eso podría hacer más difícil para bancos grandes recaudar más capital. Los bancos también podrían enfrentar más pérdidas a medida que activos incobrables pierdan más valor.
Muchos ejecutivos bancarios eran escépticos sobre las posibilidades de que el programa pudiera tener éxito. Incluso antes de que fuera anunciado, algunos habían expresado su descontento debido a que funcionaros no los estaban consultando, y en cambio estaban delineando la iniciativa según las opiniones de posibles inversionistas. Algunos banqueros afirman que advirtieron que serían reticentes a vender a los precios que los inversionistas probablemente pedirían.
En tanto, muchos ejecutivos de ciudades pequeñas esperaban que el programa los ayudara a deshacerse de los activos incobrables —en general préstamos para financiar proyectos de bienes raíces comerciales— que perjudicaban sus balances. Algunos compradores potenciales habían aparecido antes de que PPIP fuera anunciado, pero ofrecían precios tan bajos que pocos bancos tendrían margen para vender los préstamos sin afectar sus colchones de reservas.
La esperanza era que el PPIP ayudara a hacer más pequeña la brecha entre compradores y vendedores. Los inversionistas podrían ofertar más porque el gobierno les ofrecería a los compradores poca financiación con un pago inicial pequeño, junto con algo de protección. Cuando el PPIP fue anunciado, los grandes inversionistas querían saber cómo sacarle una ganancia. Luego, abogados de fondos de cobertura e inversionistas de fondos de capital privado les advirtieron a los clientes sobre los riesgos de hacer negocios con el gobierno.
En junio, la FDIC pospuso la parte de compra de préstamos del PPIP, llamada Programa de Legado de Préstamos. Este mes, la FDIC pretende usar el PPIP con un propósito mucho más limitado: rematar préstamos que la agencia ha tomado de bancos quebrados. Eventualmente, espera resucitar el programa de compra de préstamos para que bancos más pequeños puedan beneficiarse.
AUTOR : David Enrich, Liz Rappaport y Jenny Strasburg
FUENTE : WALL STREET JOURNAL
Los problemas del programa amenazan con truncar los esfuerzos de bancos más pequeños que pasan dificultades, en especial, para ordenar sus balances. Eso a su vez podría dificultar los intentos por revivir la economía del país.
Una mirada al motivo por el cual el programa ha tambaleado deja al descubierto lo difícil que ha sido resolver uno de los mayores problemas de la economía de EE.UU.: montañas de deudas incobrables que pueblan los libros de los bancos. A medida que esos préstamos y activos pierden valor, abruman a los bancos con pérdidas y limitan su capacidad de prestar.
Funcionarios e inversionistas de EE.UU. están minimizando las expectativas del plan, que al principio fue promocionado como un proyecto de US$1 billón (millón de millones). Algunos funcionarios afirman que el ambiente bancario ha mejorado desde que el programa fue presentado. Aseguran que debido a que, hace poco, alrededor de una decena de grandes bancos tuvieron éxito en levantar capital, están bajo menos presión para vender activos incobrables.
En junio, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) dejó de lado un brazo del PPIP, la compra financiada por el Estado de préstamos bancarios incobrables. Hace poco, el secretario del Departamento del Tesoro, Timothy Geithner, afirmó que la otra parte —facilitar la compra de activos tóxicos por parte de bancos, muchos respaldados por hipotecas— podría ser restringida debido a que los inversionistas son "reticentes a participar".
"Una de las metas del PPIP ha sido ayudar a crear liquidez en merados congelados", asegura Lee Sachs, consejero de Geithner. "Algunos bancos venderán activos. Incluso aquellos que no lo hagan se beneficiarán de la mayor capacidad para valorar los activos que poseen".
El programa reducido no se concentrará en préstamos incobrables sino en valores tóxicos, que son un problema para una porción relativamente pequeña de los bancos. Eso es una mala noticia para cientos de bancos pequeños que soportan la carga de cantidades cada vez mayores de préstamos en cesación de pagos. Ellos tienen menos capacidad para acudir a los mercados de capital que sus rivales más grandes, así que han estado ansiosos por recibir ayuda por parte del gobierno como una forma de apuntalar sus colchones de capital. Muchos de ellos pueden enfrentar grandes problemas si sólo uno o dos grandes préstamos se vuelven incobrables. Sesenta bancos, la mayoría de ellos instituciones comunitarias, han quebrado desde el comienzo de 2008. Los analistas se preparan para ser testigos del colapso de cientos de prestamistas en los próximos años.
Debido a que estos prestamistas suelen jugar roles clave para sostener a sus economías locales, al tomarlos en conjunto son importantes para el sistema financiero y para una recuperación económica, afirma Kenneth Segal, vicepresidente senior de Howe Barnes Hoefer & Arnett Inc., una firma de asesoría para pequeños y medianos prestamistas.
Durante la última crisis bancaria, hace casi dos décadas, el gobierno estableció la Resolution Trust Corp. para vender los préstamos incobrables y valores de bancos que habían quebrado. Muchos expertos le dan el mérito a la RTC por haber ayudado a desactivar esa crisis.
Esta vez, los esfuerzos para librar a los bancos de activos incobrables se han sucedido uno tras otro. A fines de 2007, el gobierno ayudó a ensamblar un plan para que un fondo financiado por bancos comprara valores en poder de fondos de inversión bancarios, pero el esfuerzo no prosperó. En 2008, el gobierno de George W. Bush estableció un programa de US$700.000 millones para comprar activos incobrables en poder de bancos. En parte debido a lo complejo que era valuar esos activos, EE.UU. abandonó ese plan y en cambio optó por inyectar dinero de los contribuyentes directamente a los bancos.
En las últimas semanas, los mercados han perdido vigor en medio de renovados temores sobre la economía. Eso podría hacer más difícil para bancos grandes recaudar más capital. Los bancos también podrían enfrentar más pérdidas a medida que activos incobrables pierdan más valor.
Muchos ejecutivos bancarios eran escépticos sobre las posibilidades de que el programa pudiera tener éxito. Incluso antes de que fuera anunciado, algunos habían expresado su descontento debido a que funcionaros no los estaban consultando, y en cambio estaban delineando la iniciativa según las opiniones de posibles inversionistas. Algunos banqueros afirman que advirtieron que serían reticentes a vender a los precios que los inversionistas probablemente pedirían.
En tanto, muchos ejecutivos de ciudades pequeñas esperaban que el programa los ayudara a deshacerse de los activos incobrables —en general préstamos para financiar proyectos de bienes raíces comerciales— que perjudicaban sus balances. Algunos compradores potenciales habían aparecido antes de que PPIP fuera anunciado, pero ofrecían precios tan bajos que pocos bancos tendrían margen para vender los préstamos sin afectar sus colchones de reservas.
La esperanza era que el PPIP ayudara a hacer más pequeña la brecha entre compradores y vendedores. Los inversionistas podrían ofertar más porque el gobierno les ofrecería a los compradores poca financiación con un pago inicial pequeño, junto con algo de protección. Cuando el PPIP fue anunciado, los grandes inversionistas querían saber cómo sacarle una ganancia. Luego, abogados de fondos de cobertura e inversionistas de fondos de capital privado les advirtieron a los clientes sobre los riesgos de hacer negocios con el gobierno.
En junio, la FDIC pospuso la parte de compra de préstamos del PPIP, llamada Programa de Legado de Préstamos. Este mes, la FDIC pretende usar el PPIP con un propósito mucho más limitado: rematar préstamos que la agencia ha tomado de bancos quebrados. Eventualmente, espera resucitar el programa de compra de préstamos para que bancos más pequeños puedan beneficiarse.
AUTOR : David Enrich, Liz Rappaport y Jenny Strasburg
FUENTE : WALL STREET JOURNAL
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